El panorama empresarial está en constante transformación, pero el ritmo de esta se ha acelerado de forma espectacular tras la pandemia de Covid-19. Los cambios no han tardado en notarse: más necesidades de conciliación, más reuniones telemáticas, el fin del presentismo laboral… ¿Es este el futuro del trabajo?, ¿ha llegado el cambio para quedarse?
Muchas personas apuestan por que los cambios producidos van a ser permanentes, mientras que otros opinan que pronto se retomarán los viejos hábitos laborales. Lo cierto es que nadie sabe a ciencia cierta cuál es el futuro del trabajo y, si algo hemos aprendido tras la irrupción de la pandemia, es que no hay que dar las cosas por sentado.
Sin embargo, sí hay ciertas tendencias, ya asentadas a nivel mundial, que nos permiten hacernos una ligera idea de lo que nos espera:
¿Cómo será el futuro del trabajo?
1. Más digitalización. La digitalización y la transformación digital no son nada nuevo. Está claro que, desde la irrupción de internet, el modelo de negocio digital ha ido creciendo, conquistando poco a poco todos los sectores de actividad. También es innegable que la pandemia, y la consecuente limitación de movilidad, ha puesto contra las cuerdas a muchos negocios, y que aquellos menos digitalizados (tanto en lo referente a sus canales de venta como a sus procesos internos) son los que han pasado más dificultades.
Algunos han conseguido digitalizarse en tiempo récord pero, los que todavía no lo han hecho, no tienen tiempo que perder. Hay que tener en cuenta que la digitalización no solo consiste en vender por internet, sino en tener todo un sistema de trabajo diferente, auspiciado por tecnologías como la computación en la nube, que permitan a los equipos coordinarse mejor y trabajar juntos, aún cuando están en diferentes ubicaciones.
2. Más flexibilidad para los empleados. Las empresas llevan ya unos años haciendo gala de sus políticas de flexibilidad. De hecho, este es uno de los factores más valorados por los empleados, y un recurso que usan muchas grandes empresas para captar talento. Sin embargo, otras muchas empresas no ofrecían horarios de trabajo flexibles para sus trabajadores o no facilitaban la posibilidad de trabajar desde otros lugares.
Y, sin embargo, la flexibilidad aporta beneficios para empleados y para la empresa. A los primeros les permite conciliar mejor, trabajar desde su lugar de preferencia o trasladarse a la oficina (si es el caso) fuera de la hora punta, evitando aglomeraciones en el transporte público o atascos. Las empresas también se ven beneficiadas, ya que la posibilidad de reencuadrar su horario hace que los trabajadores puedan realizar sus tareas cuando están en condiciones para ello, realmente disponibles y sin tantas distracciones.
3. Flexibilidad en los procesos de la empresa. La flexibilidad es una característica que las empresas deben asumir como propia. Deben aprender a identificar las tendencias y situaciones del mercado y adaptarse a lo que la situación exige. Esto implica cambios de modelo de negocio, pero también cambios en la organización de la empresa.
Por ejemplo, muchas empresas están optando actualmente por reestructurar y descentralizar su oficina: una oficina central con pequeñas oficinas satélites en otras ubicaciones (incluso en otras localidades) permite que todos los trabajadores realicen sus tareas desde un espacio de trabajo profesional y con todas las comodidades, pero asegurando también la división de equipos y facilitando que los empleados trabajen desde un lugar más cercano a su casa (en definitiva, concediéndoles más flexibilidad). Esta fórmula, que se puede articular mediante un sistema de reserva de puestos en centros de trabajo, también permite optimizar los costes al pagar por puesto, y no por metro cuadrado.
4. Más automatización. Los avances en inteligencia artificial podrían llegar a afectar a la automatización del 34% de los puestos de empleo en el 2033, siendo transporte, logística, industrial, alimentación, distribución y educación los sectores que más se vean involucrados en ello. Que la inteligencia artificial sea uno de los pocos campos de actividad con crecimiento durante la pandemia da fé de ello. Para que la automatización no vaya acompañada de la destrucción de empleo el reto pasa por la formación y capacitación de las plantillas para adaptar las tareas que estas llevan a cabo.
5. El foco, en las personas. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) apuesta por conceder a los trabajadores una participación justa en el sistema económico, reconociendo su papel mediante una reorientación de los incentivos y también concediéndoles una mayor soberanía sobre su tiempo.
Por otro lado, para salvar los problemas laborales inherentes a la automatización, este organismo pone el foco en la necesidad de aprovechar y gestionar correctamente la tecnología en aras del trabajo decente y adoptar un planteamiento que favorezca el control humano de la tecnología.
Para las empresas del futuro también se hace necesario reconocer un derecho universal al aprendizaje permanente y establecer un sistema efectivo de aprendizaje a lo largo de la vida de los trabajadores, de forma que las personas puedan adquirir competencias, perfeccionarlas y reciclarse profesionalmente a lo largo de toda su carrera.
En definitiva, como dicta la Teoría de la Evolución, no sobrevive el más fuerte, sino el que mejor se adapta. Si tu empresa busca adaptarse también a los tiempos que corren y está en busca de soluciones flexibles para su oficina o centro de trabajo, te animamos a que te pongas en contacto con nosotros: te contaremos qué opciones tienes para flexibilizar los espacios de trabajo y así optimizar los gastos.
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